La autoestima no es más que saber mirarnos bien. Tratarnos con cariño y con amabilidad, igual que tratamos a nuestro mejor amigo/a. Tener una buena autoestima nos hará más fuertes para enfrentarnos mejor a los contratiempos de la vida. Y ésta es importante edificarla desde que somos niños y niñas.
Y serán los padres/madres y la familia de referencia quienes mejor van a ayudarles a construir esa autoestima, "a tener un mejor concepto de sí mismos y a relacionarse, también, mejor con ellos/as mismos", afirma a laSexta.com Santos Solano, doctor en Psicología Clínica y de la Salud y miembro de la comunidad Educar es todo.
“La autoestima no es más que esa valoración que nuestros hijos/as van a hacerse de sí mismos, de lo que ellos consideran o no que son. Por eso es tan importante que les ayudemos a poner esos ladrillos y esos cimientos de una manera correcta”.
Tenemos que saber, también, que "la autoestima es como una especie de relación con nosotros/as mismos. Por lo que si yo como familiar contribuyo a que mi hijo/a se relacione bien consigo mismo en todas las áreas de su vida, por ejemplo, en los estudios, voy a hacer que tenga una mayor adaptación a los retos de la vida".
Porque, además, la autoestima no es que un niño/a se sienta el mejor o la mejor, no, nada de eso. Simplemente es que ese niño/a se dé permiso para equivocarse y para fallar. Para levantarse de nuevo, volver a intentarlo y, en el camino, haber aprendido de todo.
No es una tarea fácil sin duda, pero como padres y madres, "es fundamental tener en cuenta que nuestros hijos/as no se conocen, que están en ello y que somos nosotros la pieza fundamental que los acompaña a través de su ciclo vital", afirma Adriana Esteban, psicóloga del Instituto Centta.
“Aunque la autoestima depende también de otros factores, como padres y madres sí podemos ayudar más o menos en su fortalecimiento"
Consejos para que los niños tengan una buena autoestima
1. Centrarnos en el proceso y no tanto en el resultado:
Es importante destacar aspectos como el esfuerzo, la motivación o la curiosidad y no tanto el resultado", explica Solano. Y es que como decía la psicóloga Silvia Álava, “somos mucho más que una nota". Es decir, es importante centrarnos en esas pequeñas cosas, incluso en los logros que a priori pueden no parecer tal.
2. Darles espacio y responsabilidades:
Sobre todo, para que permitan su autodescubrimiento. "Si soy muy sobreprotector/a y le doy a mi hijo/a la solución a todos los problemas, no voy a permitir que sea capaz de aprender por sí mismo, de equivocarse, de levantarse otra vez... Para construir una buena autoestima se necesita también fallar", asegura Solano.
Por eso es importante que les dejemos que vayan descubriéndose y les vayamos poco a poco dando ciertas responsabilidades, acorde a su edad: recoger el cuarto, ayudar a poner la mesa, etc... porque hará que vayan aprendiendo y mostrando su autoeficacia, lo que permitirá desarrollar su relación consigo mismo de una forma más sana", sostiene el experto. Y a su vez, deben saber también que estamos con ellos para darles apoyo, que en ese camino no están solos.
3. No etiquetarlos o juzgarlos:
Dentro de ese espacio de responsabilidades, es importante huir de las etiquetas, los juicios y las comparaciones. Y es muy frecuente que sin darnos cuenta lo hagamos, pero lo cierto es que "los pequeños se enteran y de alguna forma, en base a cómo hablamos de ellos, estamos construyendo su propia personalidad y lo que piensan de sí mismos", explica Solano.
"Las etiquetas no favorecen al desarrollo identitario de la persona, que corre el riesgo de identificarse con juicios externos que nada tienen que ver consigo mismos. Hay que alejarse del típico/a 'rebelde', 'estudioso', 'deportista', 'maleducado'...", aclara Esteban. Y en caso de necesidad "utilizar otros recursos como 'te estás comportando de forma muy maleducada, no te reconozco', 'me encanta lo bien que se te da ese deporte', 'me hace muy feliz ver lo mucho que te esfuerzas'...". Huir de la etiqueta.
4. Tener cuidado con la autoexigencia:
Cuidar nuestra exigencia para con ellos/as es uno de los elementos claves. Pues "tener altas expectativas sobre nuestros hijos/as no es malo, pero trasladárselo desde una necesidad sí puede llegar a ser perjudicial", explica Esteban.
Por lo que "esperar que obtengan grandes resultados los lleva a generar una necesidad de perfección que aumenta la inseguridad en tanto en cuanto si no llegan al máximo, no son suficientes". Tampoco es bueno la autoexigencia en los adultos, como muchas veces nos pedimos; menos aún lo es para los más pequeños.
5. Cuidar y mimar los detalles:
Al fin y al cabo, se trata de cuidar los detalles de la relación padres e hijos y priorizar su desarrollo frente a las propias necesidades del adulto. "Y esto no es una tarea fácil, pues en ocasiones no estamos disponibles emocionalmente para contribuir al fortalecimiento de su seguridad", explica Esteban.
Pero es fundamental, añade y concluye, tener en cuenta que nuestros hijos/as aún no se conocen, que están en ese proceso de descubrimiento y que no cuentan todavía con las herramientas necesarias para saber hacerlo. Por ello, nuestra ayuda en el fortalecimiento de su autoestima es muy importante.