El Síndrome de Madame Bovary, también conocido como Bovarismo, es un trastorno de comportamiento que se originó en respuesta a las novelas románticas del siglo XIX. Personajes literarios como Madame Bovary y Ana Karenina renuncian a sus familias y roles como esposas en busca del amor ideal. Las personas que sufren de este síndrome comparten una meta única: encontrar ese amor ideal.

Cuando terminan una relación, rápidamente comienzan otra porque no pueden soportar la soledad. Tienden a obsesionarse con sus parejas actuales, adoptando sus gustos, intereses e incluso su forma de pensar. Esto se debe a una exagerada admiración hacia la otra persona y al miedo al abandono.

Curiosamente, a pesar de su incapacidad para mantener relaciones reales, a menudo se sienten atraídos por amores imposibles. Nunca llegan a estar satisfechos con nadie, ya que no comprenden el amor más allá de la fase inicial de enamoramiento. Cuando empiezan a notar los defectos de la otra persona, la idealización desaparece y se convierte en frustración.

Las personas que padecen este síndrome suelen haber experimentado problemas de abandono o carencias afectivas en la infancia, lo que ha generado en ellos una necesidad intensa de obtener la atención de su pareja para evitar revivir esos sentimientos. El síntoma principal del síndrome de Madame Bovary es un estado melancólico.

Frank Trullis señala que "el amor no correspondido es una causa frecuente de suicidio, y cerca del 10% de todos los asesinatos en el mundo se deben a celos sexuales". A menudo, nos han enseñado a asociar el amor con el sufrimiento, el dolor y el sacrificio, lo que nos lleva a permanecer en relaciones insatisfactorias con la esperanza de que el otro cambiará y de que el amor lo superará todo.

La buena noticia es que este trastorno puede tratarse con la ayuda de profesionales especializados, quienes evaluamos el caso y establecemos un protocolo de intervención adecuado para ayudar a las personas a superar esta disfuncional forma de vincular.