La soledad en las personas mayores: una epidemia silenciosa
La Association Amics de la Gent Gran ha lanzado una campaña de concienciación sobre lo que algunos denominan la "epidemia silenciosa": la soledad. Esta preocupante realidad afecta a las personas mayores, y la asociación alerta sobre el aumento en el consumo de antidepresivos, ansiolíticos y somníferos entre este grupo de edad como una forma de combatir la intolerable sensación de aislamiento y abandono.
A menudo, las personas mayores reciben recetas médicas para estos medicamentos, pero aumentan sus dosis a medida que su malestar se profundiza, lo que conlleva una peligrosa dependencia.
Es crucial entender que la soledad en la vejez es una cuestión seria que no puede ser curada simplemente con medicamentos. Más bien, debe ser acompañada y abordada de manera integral. La tristeza, la depresión y las dificultades para dormir son síntomas que a menudo subyacen en una enfermedad que requiere apoyo emocional y social.
Este problema afecta de manera desproporcionada a las mujeres mayores, como lo evidencia la Encuesta Continua de Hogares del Instituto Nacional de Estadística de 2017, que reportó que el 41,3% de las mujeres mayores de 85 años vivían solas, en comparación con el 21,9% de los hombres. Sin embargo, vivir solo no equivale necesariamente a sentirse solo.
Es posible llevar una vejez independiente y mantener relaciones sociales satisfactorias. A medida que la población envejece, la problemática de la soledad no deseada se agrava.
Es importante reconocer que la soledad no deseada en la vejez es principalmente un problema de naturaleza psicológica. Existen diferentes niveles de soledad, y el más perjudicial es sentirse abandonado.
El aislamiento social relacionado con el envejecimiento suele ser resultado de tres pérdidas fundamentales: la pérdida de identidad, la pérdida de autonomía y la pérdida del sentido de pertenencia. Las personas mayores pueden sentir que ya no son quienes solían ser, que no pueden hacer lo que solían hacer o lo que desearían hacer, y que su mundo ha cambiado de tal manera que ya no se sienten parte de él.
Las consecuencias negativas de la pregorexia pueden manifestarse de diversas maneras, y es importante comprender que este trastorno no solo afecta el período de embarazo, sino que también puede tener un impacto duradero en la vida de la madre y del niño.
En última instancia, el abordaje de estos problemas no se logra únicamente a través de la medicalización de la soledad. En lugar de ello, se requieren redes de asociaciones y programas de apoyo social sólidos que brinden a las personas mayores la oportunidad de reconstruir su identidad, mantener su autonomía y restablecer su sentido de pertenencia.
El apoyo emocional y social, así como la conexión con la comunidad, son herramientas poderosas para combatir la soledad en la vejez y permitir un envejecimiento más saludable y satisfactorio.
Adriana Esteban Labelle