¿Para qué sirve ir al psicólogo?
Para comprender los principios fundamentales que deben guiar una terapia psicológica efectiva, es esencial desmitificar algunas creencias erróneas que a menudo confunden a las personas sobre lo que realmente implica acudir a un psicólogo.
Es comprensible que existan conceptos equivocados sobre la terapia psicológica, dado que la profesión a veces enfrenta problemas de intrusismo por parte de individuos no cualificados. Además, los medios de comunicación a menudo tratan los temas psicológicos de manera superficial o inexacta contribuyendo así a distorsionar el concepto de lo que supone la terapia.
Mito 1: Ir al psicólogo implica desahogarse, conocerse a uno mismo y recibir consejos.
Es común que las personas piensen que la terapia psicológica es principalmente un espacio para desahogarse, explorar su interior y recibir consejos sobre cómo abordar los desafíos de la vida. Sin embargo, sorprendentemente, ninguno de estos aspectos debe ser el objetivo central de una terapia psicológica efectiva. Si la terapia se limitara a estas funciones, sería comprensible que la sociedad cuestionara su relevancia.
Un psicólogo es un profesional altamente capacitado que se enfoca en ayudar a las personas a modificar su comportamiento. Esta modificación puede estar destinada a mejorar la forma en que enfrentan los desafíos cotidianos o a superar problemas específicos.
El psicólogo utiliza un enfoque basado en los mecanismos de aprendizaje humano, el funcionamiento fisiológico del individuo y los estudios científicos contrastados que han analizado el comportamiento humano y desarrollado técnicas específicas para abordar cada variable a modificar.
Es importante destacar que un psicólogo no necesita haber experimentado personalmente cada situación para ser experto en cómo y por qué las personas cambian. Siguiendo las pautas de un psicólogo, los individuos pueden acceder a la vía más rápida y directa para modificar lo que les hace sentirse mal y mejorar significativamente su calidad de vida.
Un buen psicólogo no solo proporciona un espacio para la expresión, sino que también guía a las personas hacia cambios significativos en su comportamiento y en la forma en que afrontan los desafíos.
Mito 2: Ir al psicólogo es solo para personas con problemas graves de salud mental.
No sólo aquellos con esquizofrenia o depresión severa, entre otros, necesitan la ayuda de un psicólogo. La terapia psicológica es beneficiosa para una amplia gama de problemas emocionales y psicológicos, desde preocupaciones cotidianas y estrés hasta trastornos más graves.
No es necesario esperar a que los problemas se vuelvan graves antes de buscar la ayuda de un psicólogo. De hecho, la terapia puede ser especialmente efectiva cuando se aborda tempranamente, antes de que los problemas se intensifiquen.
Mito 3: Ir al psicólogo es una señal de debilidad.
Algunas personas temen que buscar terapia psicológica sea un signo de debilidad o un reconocimiento de que no pueden manejar sus problemas por sí mismas.
Buscar ayuda psicológica es un acto de fortaleza y autenticidad. Todos tenemos problemas. Reconocer que se necesita apoyo para superar desafíos personales es un signo de autoconciencia y valentía. Quienes más seguridad y autoestima presentan son quienes más gestos de autocuidado tienen consigo mismos, incluido el hecho de ir a terapia.
Los psicólogos están ahí para proporcionar herramientas y estrategias que ayuden a las personas a superar obstáculos y mejorar su bienestar emocional, ¿por qué no acudir?
Mito 4: La terapia psicológica es interminable y lleva años.
Este mito sugiere que la terapia es un proceso largo y nunca se llega a una resolución. La duración de la terapia depende de varios factores, como la naturaleza del problema y las metas del paciente.
Algunos problemas se pueden abordar en un número limitado de sesiones, mientras que otros pueden requerir un período más largo de tratamiento. La terapia suele ser un proceso enfocado en objetivos y centrado en el progreso, y los pacientes y terapeutas trabajan juntos para determinar la duración adecuada del tratamiento.